Autora: Laura Trillo Carmona.
Aunque no te guste lo que voy a decir, quédate hasta el final y mira el vídeo, es importante si quieres entender a los gatos mejor y quieres tener una buena relación con ellos. A las personas generalmente nos gustan los animales que se dejan tocar, manipular, agarrar, alzar, abrazar, los que se dejan tratar como bebés o los que obedecen, pero sobre todo, nos gustan los animales que nos dan amor (o lo que nosotr@s entendemos como amor), nos hacen sentirnos especiales para ellos y es algo que engorda bastante nuestro Ego, tan carente de cariño y reconocimiento.
No sabes la cantidad de personas que devuelven o abandonan un gato tras su adopción porque no es cariñoso como se esperaba. Argumentan que para qué quieren ese gato si no se deja tocar. Como si el gato tuviera que cumplir esta expectativa, si no, no nos sirve como compañero de vida. Es fuerte pero una realidad diaria en todas las perreras y protectoras de animales. También hay gatos que tienen miedo y tras la adopción les cuesta adaptarse por algún motivo, o que son bebés muy enérgicos que sólo quieren jugar y no se dejan apenas tocar sin cazar las manos, o gatos que han sido regañados mucho y con los que se ha jugado con las manos a lo bruto, que a la mínima que ven una mano cerca, la muerden.
El contacto físico es algo que requiere confianza y una comunicación previa coherente. Además, para los gatos las distancias son muy importantes y suelen reaccionar si no se sienten seguros y acortas la distancia de golpe, aunque el gato te esté dando señales que no entiendes porque no conoces su lenguaje. Las relaciones son de dos, si uno de los dos no está cómodo, hay que parar inmediatamente. A nadie nos gusta que una persona extraña nos abrace, acaricie el pelo y se tome confianzas que sólo dejaríamos a alguien de nuestro entorno íntimo y de confianza. Además, debemos aprender a no ser invasiv@s. ¡Espero que el siguiente vídeo te ayude más a entenderlo! Te recomiendo leer también el artículo “Mi gato no se deja tocar“.
