05 Mar El poder sanador del gato
El poder sanador del gato
espejos y proyecciones
Autora: Laura Trillo Carmona.
Tod@s sabemos que los gatos son expertos transmutadores de energía, que nos hacen mucho bien, que son capaces de sanar y equilibrar a través de la vibración y la transmutación. Pero no nos preguntamos de qué manera esto les puede perjudicar a ellos, sólo nos vemos a nosotr@s mism@s y nuestro bienestar. Muchas personas nos preguntan cómo hacer para adiestrar un gato para sesiones de terapia asistida con personas, y nos echamos las manos a la cabeza, porque sabemos lo que eso supone para ellos. Otras muchas personas se preguntan por qué sus gatos enferman y tienen problemas, sin entender lo sensibles que son y que lo que tú vives, el cómo lo vives y qué creas a tu alrededor con ello, les llega a ellos también. Con este artículo quiero dar otra visión, la que siempre intentamos dar, la de los gatos, en vez de la visión antropocéntrica, egocéntrica, que estamos acostumbrad@s a escuchar. Los gatos son muy especiales, sí, y nos encanta el bien que nos hacen. Pero toca ponernos de su parte y empezar a responsabilizarnos de lo nuestro para evitar perjudicarles a ellos.
El gato llegó a ocupar un puesto muy importante en el Antiguo Egipto. Se le consideraba protector del Sol, de los humanos, del hogar, se le respetaba. Pero esto duró poco tiempo, al llegar a la Edad Media, el miedo, la superstición y la ignorancia acabaron con este animal tan importante. Actualmente nos estamos volviendo a concienciar sobre la importancia de estos animales pero no sabemos por qué.
Sobre la vida
Yo no sé nada sobre la vida, estoy en mi propia búsqueda espiritual y no me gusta ir dando lecciones a nadie sobre lo que debe sentir o pensar sobre “la vida”. En esta búsqueda he encontrado un acompañamiento maravilloso en los gatos, por mi experiencia trabajando con ellos, y conviviendo con ellos.
A tod@s nos suena que el gato protege el hogar, porque recoge energías negativas y las transmuta. ¿Qué más sabemos? Esto es sólo el principio. Si fuéramos conscientes de lo que implica para ellos todo, seríamos más conscientes sobre nuestras propias decisiones, nuestro presente y nuestro estado emocional y físico.
Descubrí que uno de mis propósitos en esta vida es hacer llegar un mensaje, un mensaje de los gatos, o quién sabe de quién es, pero a mi me llega a través de ellos. Cuando creé Terapia Felina era una voluntaria en una protectora, quería salvarlos, rescatarlos, evitar su abandono, y pensé que esa era la “misión”. Dejé todo para dedicarme a resolver esos aparentes problemas de comportamiento que llevaban a las personas a abandonar a sus gatos. Mis primeros carteles, publicidad y web hablaban de “corrección de conducta de gatos”, pensando que era eso lo que había que solucionar. Más de una década después, estoy en el otro extremo, tras haber trabajado con miles de gatos y recibir todos sus mensajes, tras integrarlos en mi, ahora lo entiendo. ¡La corrección de conducta me la hicieron ellos a mi!
No tenía ni idea sobre qué estaba pasando, tenía la idea salvadora y egocéntrica que había aprendido de otros humanos, me movía a través del dolor que me producía verlos “sufrir” y necesitaba terminar con ello, y al empezar este camino con los gatos, ellos me hicieron desaprender absolutamente todo y comenzar a ver todo desde sus ojos, su sentir, sus emociones, su energía, hasta casi convertirme en un gato. Las personas que hacen cursos conmigo o se forman conmigo consideran que ocurre un antes y un después, ya no ven a sus gatos de la misma manera, se conciencian y empiezan a entender. Los gatos traen una apertura de corazón y de sentir brutal, para quien lo quiera recoger. Pero ya aprendí que no están aquí para hacer ninguna misión para el humano ni para nadie, están vivos, en su propia experiencia individual y conectados con el Todo, cada uno de ellos es una presencia y una conciencia, no son salvadores de tu vida ni están aquí para ti ni a tu servicio, ningún animal ni ser vivo lo está. Lo que ocurre es que sólo la presencia en nuestra vida nos mueve mucho, nos abre el corazón y nos cambia, por cómo es su vibración y por cómo son ellos.
Los gatos no están aquí para ti, ningún animal existe para que lo utilicemos en nuestro beneficio
Somatización de enfermedades
Es cierto que los gatos sienten y conectan con nuestra energía y vibración (o la repelen por completo), la recogen y eso nos hace sentir mejor, transmutan la baja vibración, la densidad, lo que a nosotr@s nos enferma, a la vez que nos sentimos muy felices y producimos endorfinas cuando nos dejan tocarlos y tenemos su atención. ¿Por qué?
Todavía no hemos conseguido gestionar ni equilibrar nuestras emociones de manera individual e interna, no sabemos ver más allá de nuestras necesidades y vivimos en todas partes menos en el presente. Además llevamos una “mochila” demasiado pesada que vamos arrastrando desde que nacimos. Como decía el Dr. Bach, todas estas emociones mal gestionadas se convierten en enfermedad. Si tratamos las emociones curaremos la enfermedad o la prevendremos.
Es por esto que la presencia de los gatos nos sienta bien, pero a veces es demasiado para ellos. Tod@s conocemos los efectos terapéuticos del ronroneo pero no me refiero a eso. Muchas veces los gatos nos acompañan en procesos de nuestra vida muy difíciles para nosotr@s, y se ven sobrepasados por la carga energética o densidad que tienen que gestionar por el simple hecho de vivir bajo el mismo techo, en el entorno que nosotr@s hemos creado, con el tipo de relación que también hemos creado, y por el vínculo que nos une. Y aquí es cuando el desequilibrio mal gestionado se puede convertir en enfermedad, para mi y para mi familia humana y animal. Las enfermedades no aparecen de la nada, no son algo aleatorio ni “mala suerte”. La enfermedad es la expresión de un desequilibrio, un bloqueo, es información traída al presente a través de tu cuerpo físico.
En muchas ocasiones, tanto el gato como la persona que vive con ella, comparten los mismos síntomas y desequilibrios emocionales. Lo curioso es que sabemos ver estas emociones en el gato pero no las reconocemos como propias (ansiedad, intolerancia, aislamiento, estrés, miedo, conflicto, etc). Y justo es eso lo que tenemos que aprender.
Esto es algo muy valioso para utilizarlo como espejo nuestro. Es un toque de atención enorme para decirnos que algo no estamos haciendo “bien” o que estamos en un proceso de nuestra vida muy importante. Si lo sabemos ver, reaccionaremos a tiempo.
A mi me ha pasado, y trabajo a diario desde hace muchos años con gatos y personas que comparten enfermedad o desequilibrio. De hecho, la enfermedad en el gato nos ayuda a encontrar a tiempo algo en la persona. Esto no ocurre por empatía, sino que hay un proceso energético importantísimo en el gato y la relación con la persona.
Si nuestro gato se empeña de repente en dormir en una determinada parte de nuestro cuerpo, seguramente ahí necesitemos equilibrio, desbloqueo o refuerzo energético. Son esos gatos que ronronean en partes del cuerpo concretas y duermen en ellas, partes en las que luego nos diagnostican tumores, nódulos, problemas de salud o emocionales normalmente relacionados con el chakra donde el gato tiende a tumbarse. El gato ya sentía ese bloqueo antes que tú. Pero no siempre es algo que consideramos negativo, también lo hacen cuando las mujeres estamos embarazadas, les encanta y empiezan a relacionarse y conectar con el bebé desde antes de nacer.
Sus necesidades como especie e individuales
Los gatos son felinos, animales con unas necesidades mínimas que si no se cumplen también se estresan o enferman. Igualmente esto puede verse la mayoría de las veces como una falta de conciencia en la persona, de estar en mil sitios menos en sí misma y su presente para no darse cuenta de que hay algo que no está equilibrado sino bloqueado en su propio hogar.
El abandono, maltrato y rechazo hacia los gatos (incluso la alergia a ellos), es una resistencia hacia nosotr@s mism@s, al sentir, no queremos ver lo que nos están intentando mostrar, estamos demasiado anclad@s al plano físico y no vemos más allá. No queremos salir de nuestra zona de comfort. Aparte, el gato es rechazado muchas veces por no ser un animal manipulable, que lo puedes agarrar y hacer lo que quieras con él, o dedicarle órdenes que pretendes que obedezcan. Ningún animal debería estar al servicio de las personas, para su uso y disfrute. El gato desde luego no lo tolera.
Si tienes rechazo por los gatos, es un rechazo a lo femenino, lo intuitivo, a vivir desde el sentir y no tanto la razón, lo que no es tangible, lo más sensible, lo que no ves y puede darte miedo. Incluso aquél gato que te arañó de pequeño tenía algo que decirte, pero te dio tanto miedo saberlo que los rechazas pensando que todos son hostiles. Los gatos no tienen mala intención ni están locos, ni son agresivos, no tienen nada personal en tu contra, son seres verdaderos y fieles a su sentir y su presente.
Cuando aparecen los gatos en nuestra vida
A quién no se le ha aparecido un gato y se le ha “acoplado” en su vida. O quién no ha sentido que quería adoptar o acoger a un gato como compañero. Otras veces se nos meten en casa y ahí se quedan, o los encontramos moribundos o recién nacidos en la calle abandonados, ¿cómo es que nadie más lo vio? La mayoría de las veces vienen solos, cuando es el momento, por cómo pensamos, sentimos y vibramos. Conectamos con ellos a un nivel muy profundo, se genera un vínculo inquebrantable y empezamos a construir una relación afectiva y familiar con ellos. Nos hemos atraído por vibración, como todo lo que nos rodea.
Ya que la vida son todo procesos, altibajos y movimiento, hay ciertas fases de la vida en la que aparecen y desaparecen personas y animales. Pueden ser 20 años, o 3 meses, el tiempo no importa. He aprendido y comprobado que los gatos llegan a nuestra vida en el inicio y fin de una fase concreta. Cuando termina esta fase, antes o después, llegan o se van. Puede ser desde un cambio de trabajo, de vida, de hogar, hasta una separación, la llegada de alguien nuevo, fallecimiento de un familiar o pareja, o simplemente un cambio en nuestra visión del mundo y de nosotr@s mism@s, un cambio espiritual. La llegada o marcha de un gato suele corresponder al inicio o final de una fase importante de nuestra vida como seres humanos. Podéis comprobarlo con vuestros gatos, y si no lo sabéis ahora, lo sabréis más adelante. ¿En qué momento de tu vida llegó?
Hay gatos que viven muy cortos periodos de tiempo, en ningún caso hay que verlo como algo negativo. Su presencia en nuestra vida siempre nos mueve algo y nos pone en algún lugar necesario para nuestro mayor bien, no importa el tiempo. La vida y la experiencia vital no se cuenta en años si no en momentos presentes, no importa cuándo dure una vida, si nos parece corta o larga es una percepción basada en una creencia, porque en realidad, no hay un tiempo perfecto para considerar que se ha vivido lo suficiente.
La muerte de los gatos
La muerte es inevitable y no es un fallo de la vida, es otra puerta a cruzar en esta experiencia multidimensional. Gracias a la visión de la vida y la muerte aprendida con los gatos, he podido comprender mejor la muerte y las fases de la vida, los cambios y los caminos que he escogido, muchos de ellos me llevaron a experiencias muy difíciles pero que me han ido construyendo como persona. Y es por esto que he conseguido ver la muerte de mis seres queridos, humanos y animales, como algo natural y con más desapego, así como identificar todas las transiciones y procesos, aceptando las subidas y las bajadas como parte de ello, recogiendo siempre todo con gratitud y cariño, y sobretodo, sin drama, porque si algo he aprendido, es que todo está bien, todo tiene un por qué, todo está vivo, y todo afecta a todo, por lo que intento siempre aportar lo mejor de mi para que le afecte a alguien positivamente y no lo contrario.
No sabemos qué hacemos aquí, el propósito de nuestra vida, hay personas que ni se lo plantean, yo lo hago a diario y tengo diferentes respuestas que van cambiando con el tiempo. Pero tengo la total seguridad de que los gatos sí lo saben, por esto me dejo guiar por ellos y desde entonces mi vida ha tomado el rumbo que yo misma siento tomar. Ahora puedo estar tranquila de haber entendido cómo funcionan algunas cosas y ser muy consciente de mi misma y mi vida a diario. Y lo disfruto. Agradecida además de que ninguno de mis compañeros animales ha enfermado ni ha tenido ningún problema desde hace muchos años, desde que me hago cargo de mi misma. El camino es este, el de la consciencia, la responsabilidad, y sobre todo, la gratitud, y el Amor. Es en ese camino donde todo fluye de manera natural y sin esfuerzo, donde no hay bloqueos ni enfermedades.
Si quieres más, te recomiendo leer Tu nivel de implicación.
Vídeos
relacionados
Resumen
de lo más importante
En resumen, los gatos tienen esa maravillosa capacidad de hacernos sentir bien pero cuidado, para ellos suele tener un precio, por tanto seamos conscientes:
- De nuestros estados de ánimo y sobre todo, nuestra manera de relacionarnos con el mundo, con los gatos, con las demás personas. Observa quién eres en tus relaciones, cómo haces sentir a las demás personas y animales.
- Las relaciones deben ser fluidas y naturales, sin presión por ningún lado, para que no carguemos al otro con una densidad que no merece, por ejemplo, sobre protegerlos, agobiarlos, demandar en exceso, regañar, castigar, enfadarse. Todo eso habla de nosotr@s, de cómo nos sentimos, y lo que hay que descubrir es por qué me relaciono así, ¿cuál es mi herida?
- Si la humanidad fuera más consciente, no habría tanta enfermedad en nosotros ni en los animales con los que compartimos nuestra vida. Al final, todo se reduce a eso.
- Si necesitas ayuda puedes contactar con nuestro equipo o ver nuestros artículos y vídeos.
- Si quieres conocer en profundidad a los gatos para ayudarles y entenderles mejor, te recomendamos que te apuntes a nuestro curso de Comunicación Felina, ¡es maravilloso!